Autor
Mario Goldberg
El desalojo por parte de AMIA a Radio Jai desnuda públicamente un conflicto entre las dos partes que se viene sucediendo desde hace años.
Como todo conflicto hay dos campanas, ninguna de las partes reconocerá sus errores o responsabilidades y las dos acusarán a la otra por el conflicto.
AMIA hace hincapié en el carácter privado del emprendimiento y es absolutamente cierto.
Pero es indudable que la radio es la única voz radial de América Latina, y AMIA apoya claramente a alguna cadena de noticias judía que no podría sostenerse sin ese apoyo
La sensación es que AMIA sostiene a esa agencia por un claro sometimiento editorial y la total imposibilidad de esbozar alguna crítica a la conducción de la mutual.
Este conflicto estaba planteado en las anteriores administraciones pero ninguna de ellas se decidió a acallar esta única voz judía radial.
No sorprendería que en poco tiempo aparezca alguna emisora apoyada por la mutual y se constituya en una voz oficialista.
Por último, esta actitud de AMIA desenmascara e interpela toda una campaña que desarrolló el partido oficialista estigmatizando a 6 socios por haber apelado primero a la justicia y luego al INAES para esclarecer ciertos aspectos poco claros del padrón de asociados y de una evidente e inadmisible discriminación a socios que no eran/son reconocidos como de pleno derecho.
Estos socios fueron tratados como traidores, incluso el jefe político y espiritual del oficialismo los trató de "manzerim".
La idea es que no se debe acudir a la justicia "gentil" para dirimir conflictos internos.
"Los trapitos se lavan en casa", frase mafiosa si las hay.
No tuvieron ese empacho para acudir en este caso a la justicia a pesar de que había instancias negociadoras.
Una verdadera muestra de un doble rasero.
Esperemos que Radio Jai rápidamente encuentre la manera de seguir emitiendo, más allá de ser una instancia privada es una importante voz y expresión de la cultura judía en Argentina, importante y necesaria