En este mes de Elul, nos preparamos con todos nuestro sentidos para recibir este nuevo año, Rosh Hashaná 5770, pensando en la unión de todo nuestro pueblo y la paz definitiva para nuestros hermanos en Israel.
Queremos compartir con todos nuestros lectores este mensaje que hemos recibido y los invitamos a enviarnos el suyo que iremos publicando a continuación.
Mensaje del Rabino Dr. Abraham Skorka
El mes de Elul es aquel en el que Moisés estuvo por segunda vez delante de Dios en el Monte Sinai, a fin de lograr Su perdón para con el pueblo que adoró la imagen de un becerro de oro, y para traer las nuevas tablas de la Ley, pues las primeras fueron rotas por él en su decepción por la conducta de sus hermanos. Por ello se conoce a este mes como el de la ‘misericordia y el perdón’.
Los sabios místicos enseñaron que es el tiempo propicio para realizar tres acciones con las que se puede alcanzar el perdón divino, a saber: rezar (tefilah), retornar a Dios mediante la acción de trocar algo de lo incorrecto de nuestro accionar (teshuvah) y responder, con las posibilidades que cada uno tiene, a las necesidades de los indigentes(tzedakah).
Lehitpalel (rezar) es la forma reflexiva que recae sobre la misma persona (hitpael) de la raíz PLL, que denota la acción de juzgar. Rezar, por ende, denota etimológicamente, la acción de juzgarse a uno mismo. Todo rezo que no se genera a partir de una autocrítica sustentada en la humildad, carece de fundamento.
Teshuvah, la búsqueda de un retorno a Dios. La forma que se honra a Dios, enseña la Torah, es respetando al prójimo, o sea: a todo aquel que se halla próximo a uno. La búsqueda de Dios remite indefectiblemente a la búsqueda del hombre. Toda disociación entre el honor al Creador del honor que se le debe conferir a lo humano, conduce generalmente a fanatismos abyectos en los que el ‘dios’ honrado suele confundirse, a la postre, con una miserable imagen de un repulsivo tirano. Retornar a Dios es, por lo tanto, redescubrir los valores que saben hallarse en uno e incentivar su hallazgo en el prójimo.
Tzedakah no refiere meramente a la misericordia, sino a la contribución tributaria que cada uno debe dar, de acuerdo a sus condiciones, a fin de paliar la inequidad social.
La aplicación de estos tres elementos, enseña nuestra tradición, es capaz de torcer la dureza de la sentencia Divina, al juzgarnos en los días del Juicio Universal que acaece entre Rosh Hashana y el Yom HaKipurim.
La dimensión de la humildad alcanzada mediante el rezo auténtico y profundo, el percibir una presencia de Dios distinta por haber trocado el hábito de algún tergiversado comportamiento que nos afectaba, y el compromiso auténtico para con las necesidades de nuestros prójimos, seguramente conllevarán a una realidad plena de vida, aquella que invocamos a Dios para que nos bendiga con su materialización. Como decimos en la tefilah:
“Recuérdanos para la vida, Rey que creas la vida, ¡inscríbenos en el Libro de la Vida!”
Ketivá VaJatimá Tová