¿Se puede defender a Israel en medio del tsunami de cólera que ha levantado su asalto a la «flotilla de la libertad»? Para los fundadores de la Iniciativa Amigos de Israel no sólo es posible, sino deseable. ¿Qué pueden tener en común José María Aznar, alma de esta iniciativa, el premio Nobel de la Paz David Trimble, el filósofo-político italiano Marcelo Pera, el antiguo embajador americano en la ONU John Bolton, el ex presidente de Perú Alejandro Toledo, el historiador británico Andrew Roberts, el financiero Robert Agostinelli, el exministro español Carlos Bustelo o el teólogo americano George Weigel, entre otros? Que no son judíos.
Y, sin embargo, se han embarcado en una cruzada antipopular. Porque, como dicen, defender hoy a Israel es defender a Occidente. Porque es en Israel donde chocan las platas tectónicas de nuestro tiempo: islamismo contra modernidad, corrupción frente a prosperidad, arcaísmo contra innovación, radicalismo contra tolerancia. En suma, tiranía frente a libertad. No hay por qué secundar todas sus decisiones para darse cuenta de que si Israel desapareciera, Occidente, nuestro mundo, dejaría de ser lo que es. Porque la realidad es que las fuerzas del islamismo radical que rodean a Israel desde el norte y el sur hasta Irán, no se contentarían con la destrucción de Israel, lo siguiente sería poner fin a nuestro modo de vida secular y decadente a sus ojos.
Israel es parte integral de Occidente aunque esté enclavado en Oriente Medio. La única diferencia con el post-modernismo en el que nos regocijamos los europeos, genéticamente pacifista y apaciguador, es que los israelíes saben que para seguir existiendo tiene que recurrir al uso de la fuerza. El grupo en torno a Aznar no sólo demuestra coraje, sino claridad moral y liderazgo. Por Israel, por Occidente.
Difusion: www.porisrael.org