ELECCIONES EN ISRAEL: ISRAEL NO ES AJENO AL POPULISMO DE DERECHA

Posteado el Jue, 03/11/2022 - 17:10
Autor
PLURAL JAI

ELECCIONES EN ISRAEL: ISRAEL NO ES AJENO AL POPULISMO DE DERECHA

Los que pregonaron la “caída del rey de Israel” fueron prematuros.  Se equivocaron quienes declararon en junio de 2021, al prestar juramento Naftali Bennett como Primer Ministro, que la era de Netanyahu era cosa del pasado.  Subestimaron la naturaleza infatigable de Benjamín Netanyahu y de un partido, Likud, que se encolumna, pase lo que pase, detrás del líder y quien no está dispuesto a aceptar el camino, se tiene que abrir y pasar a otra historia, como ocurriera con Gideon Saar.

Bibi será el primer político israelí en haber servido durante tres mandatos no simultáneos. También el primer mandamás del gobierno dependiente del partido más ultraderechista del país para gobernar. Aquellos que declararon el fin de la era de Netanyahu subestimaron el grado en que la seguridad personal, o una sensación de seguridad personal, motivan la forma en que la gente vota en Israel. Como sucedió en 1988, en 1996 y en 2001, un repunte del terrorismo cercano al día de las elecciones tuvo su efecto. El terrorismo marcó una sensación de inseguridad para muchos, que se manifestó en votos para el Likud y el Partido Sionista Religioso.

Este último, encabezado por el orgulloso extremista homofóbico y anti árabe Betzalel Smotrich, ganó 14 escaños y, por lo tanto, se convirtió de la noche a la mañana en el tercer partido más votado, frente a los seis anteriores que tenía en la oposición.

El segundo partido en cantidad de diputados, Yesh Atid, del actual Primer Ministro  Iair Lapid, logró su récord electoral pero aún así no logró torcer la caída de sus aliados del actual gobierno. A lo largo de su joven historia, Israel ha recorrido un largo camino desde las elecciones de 1992, cuando Itzjak Rabin derrotó a Itzjak Shamir,  donde Avoda y Meretz, los movimientos sionistas de izquierda, obtuvieron 56 escaños combinados en esa elección, pero el pasado martes el laborismo israelí logró solo cuatro bancas y Meretz por primera vez no pasó el umbral electoral.  Tampoco lo saltó La Casa Judía de Ayelet Shaked, actual ministra de justicia, perdiendo las seis bancas de la elección anterior.

Sin embargo, esta es una elección particular y el resultado es una clara manifestación de ello. Primero, porque los partidos ortodoxos obtuvieron 33 escaños, más que los 31 del Likud. Si bien hay claras diferencias entre estos,  han superado sumados el millón de votos y por primera vez en  la historia –al momento- más del 25% de los diputados serán ortodoxos. Si formasen parte del nuevo gobierno, serían cerca de la mitad del gabinete, otro hecho histórico. Segundo, a excepción de Benjamín Netanyahu, que sirvió, e Itamar Ben Gvir, que fue rechazado por falta de aptitud para servir, cada uno de los líderes de los partidos esquivó el reclutamiento de las FDI. Parece que el orgullo israelí ya no es defender el territorio con un vigoroso ejército sino la idea de que si o si tiene que ser la neutralización de los árabes y palestinos.

Por otro lado, en todos los gobiernos de Netanyahu, el Likud ha tenido al menos un socio de coalición centrista. Una vez Avoda, otra Kulanu, hasta Yesh Atid lo fue. Que haya dos bandos peleando en el gabinete, cancelándose uno al otro, para que Bibi pueda ser la figura tranquila y paternal que promueve una política pragmática mientras los demás se pelean. Ha hecho tal virtud de este enfoque que incluso lo mencionó en su autobiografía reciente.

Pero el nuevo campo de Netanyahu no tiene ningún aliado de equilibrio. Todos esos partidos a la izquierda del Likud se niegan a unirse a su gobierno, y él ha prometido no aceptarlos.

Esta coalición de gobierno que se podría conformar a la brevedad estará marcada por la presencia del Sionismo Religioso, la agrupación anti LGBT y anti árabe reaccionaria, con un homófobo autoproclamado “orgulloso” como líder del tercer partido más grande, cuyo sueño es crear un estado de halajá basado en las leyes judías, que además, anunció persecuciones a las disidencias sexuales y leyes que no les permitan expresar su identidad.

Hoy Tel Aviv es una ciudad donde las personas abiertamente homosexuales y las disidencias sexuales pueden vivir en paz y tranquilidad sin ser acosadas y donde los supermercados están abiertos en Shabat, aunque está sujeta a la coerción religiosa, lo que impide el transporte público pleno en Shabat, a pesar de que la gran mayoría de la ciudad es secular. El avance que se había planteado respecto al transporte –servicios en Shabat- se va a acabar, y, al igual que las libertades individuales podrían ser suprimidas, dado que las declaraciones de varios de los miembros de la eventual coalición son contrarias a ese espíritu.

Dicho todo esto, celebramos la democracia en Israel, la cual es la única de medio oriente, que la participación haya sido la más alta desde 1999 y le deseamos al nuevo gobierno que se vaya a conformar en breve el mayor de los éxitos y que continúe siendo ese país donde la heterogeneidad de orígenes, culturas e identidades sexuales es respetada y valorada.

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