La historieta que publicó Página 12 todavía levanta polvareda. Hoy, 27 de enero, el día que la ONU designó como fecha para conmemorar el Holocausto, puede ser una oportunidad para arrimar un par de reflexiones más.
El humor es transgresor; me cuesta encontrarle la gracia a un David Guetto que estimula a los judíos a bailar con la aprobación de un Hitler ansioso por lograr que el judeo-jabón resulte más suave, pero puede que algún lector de Página 12 lo haya logrado. En cualquier caso, no soy de los que creen que el autor de la historieta sea un antisemita ni me parece relevante determinarlo. Sí, en cambio, me pregunto –y me inquieta- qué llevó al diario a publicarlo. ¿Será puro desenfado?
Intento sin éxito un experimento mental: imaginarme al mismo diario publicando, por ejemplo, una historieta donde la siempre joven NaChe Guevara, acompañada por un prolijo y uniformado tacuara Firme Nicht, azuce a un grupo de detenidos-desaparecidos al grito de “vamos, mis muchachos, a bailar y mantenerse jóvenes y fuertes”, mientras Videla “reflexiona” “Hay que alimentar a los peces del Río de la Plata” y una frase final sentencia “la sangre derramada jamás será desperdiciada”. ¿Alguien puede imaginarlo? Es bastante más fácil, en cambio, imaginar las notas furibundas que hubiese publicado si cualquiera de las dos pseudo-historietas hubiesen aparecido en otros medios.
Página 12 tiene una larga historia de identificación con la defensa de los Derechos Humanos, que arranca en la época en que ése era el rótulo de la bandera más indiscutible en contra de la dictadura y el abuso del poder. Treinta años después, parece considerar que obtuvo “patente de bienpensante”, y que por lo tanto todo lo que diga y haga es insospechable. Y es ése el punto que me inquieta. Por un mecanismo similar es que, por ejemplo, el autor de muchas de sus contratapas, Juan Gelman, a partir de su condición de poeta, de padre de un desaparecido –y quizás de portador de apellido- parece habilitado para hacer “análisis políticos” de la realidad de Medio Oriente cargados de saña. ¿Cómo cuestionar las barbaridades que dice cuando vienen de uno de los “buenos de la película”? ¿Cuándo es “progresista”? ¿Cuando lo publica un diario que abunda en firmas judías?
Es más fácil estar alerta frente a un enemigo confeso que a quien se presenta como uno de los propios. Y, si no, pensemos en tantos judíos que se esfuerzan por demostrar que no son parte del Guetto, que están integrados al mundo y comparten sus valores universales, que superan las mezquindades, y para “probarlo” se suman a discursos que bien merecerían el mote de antisemitas.
Hoy es el día que la ONU eligió para conmemorar el Holocausto, porque es la fecha en que los soviéticos liberaron Auschwitz. Con el debido respeto por las buenas intenciones que seguramente animaron a la ONU a la hora de universalizar la conmemoración, pero con la debida desconfianza por el papel que en otras ocasiones ha cumplido la misma organización –que también goza de “patente de justicia”-, prefiero seguir conmemorando la Shoá en el aniversario del día en que los judíos se levantaron en el Guetto de Varsovia. Y, unos días después, festejar la existencia independiente de un Estado Judío.