“No hay dudas que él es nuestro amigo”, dijo recientemente el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, refiriendo al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. Estas palabras definen la nueva alineación del gobierno turco, que ha dejado en el pasado su alianza con Occidente para formar parte del eje Iraní.
Turquía es hoy una república democrática, secular y constitucional, cuyo sistema político fue establecido en 1923 bajo el liderazgo de Mustafá Kemal Ataturk, tras la caída del Imperio Otomano y como secuela de la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, Turquía se ha visto integrada cada vez más a Occidente.
Ankara ingresó en la OTAN en 1951 y poco después las fuerzas turcas lucharon valientemente junto a los aliados en Corea. Los turcos se mantuvieron igualmente firmes contra la Unión Soviética durante décadas, pero con el final de la Guerra Fría, las políticas de la OTAN cambiaron y algunos analistas vieron en el naciente Islam radical el nuevo adversario estratégico, como lo fue oportunamente el comunismo. De hecho, la OTAN invocó por primera vez la autodefensa colectiva para ir a la guerra contra los Talibanes de Afganistán en 2001, en respuesta a los ataques del 11 de Septiembre. Paralelamente la entrada de Turquía a la Comunidad Europea ha seguido un largo y complejo proceso, que aún no ha tenido resolución definitiva.
Pero el punto de inflexión en la política de Turquía, estuvo dado por la toma del poder del Islamista AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) en las elecciones de 2002, liderados por Recip Tayyip Erdogan. A partir de ese momento desde el gobierno de Ankara, se vienen sucediendo significativos cambios, tanto en el orden doméstico como en el internacional.
Destacamos cuatro recientes escenarios que ponen de manifiesto la profundidad y alcance de estos cambios, a nivel de política exterior. El primero sucedió el pasado 11 de octubre cuando se excluyó a las fuerzas israelíes de participar, en el ejercicio anual internacional de las fuerzas aéreas turcas, establecido desde 2001 y denominado Anatolian Eagle.
El segundo hecho tuvo lugar dos días después, con el anuncio por parte de Siria de maniobras conjuntas con fuerzas turcas, cerca de Ankara, describiéndolas como un importante avance en las relaciones bilaterales y una muestra de las estrechas relaciones entre los militares y los políticos turcos, acerca de decisiones estratégicas.
La tercera y más reciente situación se refiere al encuentro de diez ministros turcos con sus contrapartes sirias en el marco de un acuerdo firmado en Ankara sobre la creación de un Consejo de Cooperación Estratégica de Alto Nivel. El Consejo concluyó con una declaración anunciando la formación de un vínculo estratégico de largo alcance entre ambos países para reforzar y expandir la cooperación en un espectro de temas de mutuo interés.
Por último, el pasado miércoles Turquía e Irán acordaron estrechar lazos en materia de energía y transportes e incrementar fuertemente el comercio bilateral. Irán es el quinto exportador mundial de petróleo y Turquía es el segundo exportador mundial de gas natural después de Rusia, energía que tendría como principal destino a Europa.
Pero el mejoramiento de las relaciones bilaterales con Siria e Irán constituye sólo un aspecto de una política exterior más activa y que muestra el esfuerzo de Ankara por estrechar y mejorar las relaciones con sus vecinos regionales, principio que fue expresado por el Profesor Ahmet Davutoglu en su influyente libro de 2000, “Profundidad Estratégica: La Posición Internacional de Turquía”.
En este sentido, el gobierno de Turquía no encontró oposición internacional para avanzar en sus objetivos de desplazar a los militares no islamistas y superar el mandato constitucional de preservar su carácter laico. Por su parte, la administración Bush no consideró las advertencias de los líderes seculares de Turquía y percibió al AKP como paradigma de la moderación islámica y una prueba del entendimiento con el Islam político. Como consecuencia, hubo un retroceso de las políticas liberales que sostenían a Turquía dentro de la alianza Occidental.
Analistas internacionales, sostienen que la alianza entre Turquía e Israel no sólo está rota, sino que las fuerzas armadas turcas cedieron su autonomía ante posiciones islamistas de su gobierno. Y agregan, el gobierno Turco está más cerca políticamente de Irán y Siria que de los Estados Unidos e Israel.
Por su parte, Caroline Glick, columnista del diario The Jerusalén Post, expresó que Ankara ya dejó su alianza con Occidente en general y con Israel en particular y pasó a ser miembro pleno del eje Iraní. Pero los círculos políticos de Occidente parecen prestarle poca atención aún a las profundas implicancias de estos cambios.
Turquía ha dejado atrás su alianza pro-Occidental y ha entrado en el campo popular islamista siguiendo los pasos de Irán. En esta nueva realidad, puede estar emergiendo como un nuevo poder regional, una suerte de modernizado Imperio Otomano.
Rubén Svidovsky Singer
Lic. en Ciencia Política
Autor
Rubén Svidovsky Singer
Fuente
Plural JAI