Crecer en Medio Oriente

Posteado el Dom, 21/03/2010 - 22:41

Crecer en Oriente Medio
Por: Darío Teitelbaum
Fuente: MAESTRO DEL KIBUTZ GVULOT, PROXIMO A GAZA

Taír es mi hija, y es tan real como sus respiraciones que escucho llegar de la habitación contigua donde duerme. Taír tiene cuatro años y nueve meses (a pesar de que ella sostiene tener cuatro y medio) y vive con su mamá Ana y conmigo en el Kibutz Gvulot. Tâher es tan real como mi hija Taír. No estoy seguro si se llama Taher, si tiene cuatro o cinco años. No se si vive en Rafah, en Nuseirat o Shaty. Con seguridad hay una, diez o cien Tâher en la Franja de Gaza. Tair significa "iluminará" , neologismo hebreo. Tâher significa "puro, limpio", en árabe literario. Al parecer las raíces etimológicas de ambos nombres desprenden de una fuente en común. Fuente seca en estos días.

Tair se fue a dormir, luego de cenar. Cena habitual de Sábado, cena que Ana y yo logramos proveerle dáa a día (así como los desayunos, almuerzos, meriendas y demás antojos infantiles) gracias a nuestro trabajo. Ya que estamos en invierno (no muy riguroso por cierto) su habitación esta agradablemente calefaccionada. Ana le leyó un cuento.

No se dónde Tâher duerme esta noche. Quizás en su propia casa, quizás en la de su tío en un barrio más seguro, lejos de zonas de lanzamiento de misiles Kassam y de represalias israelíes. No se qué comió Tâher, si fue comida caliente, o tan solo una ración repartida por las organizaciones humanitarias. Ni se si Tâher sufre frío o soledad.

Taír y Tâher viven en estos días una vida que ellas no eligieron, sino que
nosotros como progenitores les asignamos, y quizás (ojalá no) a la cual las
condenamos. Sus vidas no son simétricas, ni tampoco lo es el mundo que les construimos. No obstante las asimetrías, ambas están potencialmente bajo un extremo riesgo existencial: ser las víctimas de un conflicto que amenaza al carácter humano de todos y cada uno de nosotros. Un conflicto que pone en evidencia el oscurantismo de los fundamentalismos y lo nocivo de los nacionalismos exacerbados, y esto más allá del derecho natural de los pueblos a la autodeterminación. Y la reacción natural de cada padre de defender a su niña.
A su Taír o a su Tâher.