Lanzar la flecha y mostrar la hilacha

Posteado el Vie, 24/07/2009 - 10:25
Autor
Irma Beigel, Rosa Lancman y otros

 

Pocos días antes de su asunción, el  Sr. Borger, actual presidente de AMIA, expresó su voluntad de “reforzar el papel de la AMIA como representante de los judíos genuinos”. En ese momento lo manifestó en declaraciones a un periodista del diario Clarín, que fueron publicadas el día 7 de junio de 2008.
Según el Diccionario de la Real Academia, la palabra genuino significa legítimo, auténtico.
 

 El Diccionario de la lengua española   Espasa-Calpe define el término como: 
Adj. Puro, sin mezclas.
      Propio, natural, legítimo

Solemos utilizar el adjetivo genuino, en contextos empresariales y de gestión para describir calidad de acciones, por ejemplo: “esfuerzo genuino”, “compromiso genuino”.
Respecto de las personas, la utilización del término parece, por lo menos, poco feliz; incluso discriminatoria.
A la publicación del diario Clarín, y a partir de las reacciones que provocó, siguieron nuevas declaraciones, justificaciones, intentos de aseverar que lo que se publicó en el matutino jamás salió de boca del presidente electo, en resumen, para aclarar cada vez se oscureció más. 

Nos preguntamos:
¿No hubiese sido mas sencillo para el presidente electo de AMIA, en un acto de humildad y grandeza, asumir el error, tal como nos enseña nuestra tradición, reconocer y pedir perdón a todos aquellos a los que su exabrupto ofendió y agravió? 

El episodio dejó una sensación de “desconfianza” y una grieta.
 

Pasó poco más de un año.
 

Sin lugar a dudas a partir de las declaraciones del Presidente de AMIA,  del 19 de julio de éste año, - un día después del gesto que familiares y amigos de las víctimas judías y no judías del atentado al edificio de Pasteur, realizaron  con un larguísimo minuto de silencio y una flor -, ya no queda lugar para nuestra pregunta.
Con su palabra que increpa, que discrimina; con sus declaraciones cargadas de intolerancia hacia el que piensa y hace distinto, nos ha dado la respuesta. 
 

Seguramente sabe, el Presidente de la Mutual, que durante el período de la Inquisición, en España los judíos eran obligados a convertirse al catolicismo, y si no lo hacían ellos y sus familias eran eliminados. Muchos decidían seguir practicando su religión en los sótanos de sus casas a escondidas, fingiendo la conversión.  Se los llamaba “marranos”
Si a alguno de los “marranos” se le escapaba uno de los flecos del Talit Katan - que continuaban usando bajo sus ropas-, y era descubierto en la mentira de su conversión, lo asesinaban.

Por eso mostrar la hilacha es sinónimo de mostrar lo que en verdad uno es, tras la máscara de lo que aparenta.

Por otra parte, un conocido proverbio hebreo dice:

La vida y la muerte están en manos de la “lengua”.

El Midrash amplía:
La lengua se parece a una flecha. ¿Por qué?
Cuando un hombre desenvaina frente a otro una espada con la intención de matarlo, y este último pide clemencia, el dueño de la espada puede arrepentirse y volver a envainarla.
Pero una flecha, cuando ya fue disparada, aún cuando lo intente no podrá volverla a su estuche.

El Sr. Borger, con sus declaraciones, lanzó la flecha y mostró la hilacha.

Nuestra comunidad judía argentina, es compleja, diversa y rica; como lo han sido siempre las comunidades judías a lo largo de la historia
Hubiésemos querido que la actual  Comisión Directiva de AMIA, integrada mayoritariamente por el bloque ortodoxo, pero con la presencia de  representantes de  otros sectores comunitarios, sea exitosa en la gestión. Pero también que se propongan gestionar para TODOS.
Presidir una organización que se atribuye cualidades de madre, implica cuidar a todos y cada uno de sus hijos.
Hoy, desde el cargo máximo de la organización se permite que algunos crean que son los únicos poseedores de la verdad y que por ende ignoren o se refieran peyorativamente a quienes no actúan "ritualmente" como ellos, o a quienes han hecho la "elección" de pertenecer a la Comunidad, y de "ser judíos".

Ser judío es, entre otras definiciones, ser un permanente buscador de la verdad y reconocer que ésta no es patrimonio de unos pocos o muchos iluminados.
Ya no cabe duda alguna: a partir de las declaraciones de su presidente,  esta conducción ha perdido "legitimidad" como representante de la  Comunidad Judía toda.

Habiendo mediado sólo un año entre la “poco afortunada” expresión genuinos, y sus reproches e incontinencia verbal respecto del gesto de familiares y amigos el pasado 18 de Julio, no tenemos ya dudas que el Sr. Borger,  que se declara observante de las mitzvot no ha tomado en cuenta,  por lo menos,  el mensaje profético de  Mija 6: 8.
“Te diré que es bueno y que es lo que Dios te exige: Hacer justicia, amar la bondad y caminar con humildad en este mundo.”
 

También sabemos ahora, que quienes son socios de AMIA tienen representantes que desconocen los párrafos, que señalamos con negrita y subrayado, de la Misión Institucional:
Promover el bienestar y el desarrollo individual, familiar e institucional de la vida judía en la Argentina, para asegurar la continuidad, sostener los valores de nuestro pueblo y afianzar el sentido de comunidad. Fortalecer los principios básicos de democracia y pluralismo, impulsando una convivencia creativa desde las particularidades que conforman la sociedad.

Nos gustaría que las grietas cicatricen.
Quedan aún dos años para finalizar la gestión de ésta Comisión Directiva.
Esperamos que quienes hoy  la integran, lean y reflexionen seriamente acerca de la Misión de la organización que dirigen.

Léanla atentamente. 

Apréndanla de memoria  

Porque:
Cada uno de los integrantes de la Comunidad Judía manifiesta de manera diferente su judaísmo.

En la AMIA fueron asesinados ciudadanos  argentinos y habitantes de este país.
La calle Pasteur al 600 no es propiedad de un grupo selecto de “judíos genuinos”, es espacio público y como tal, todo transeúnte, todo habitante de esta ciudad, sensible al reclamo permanente de justicia de los familiares y amigos de las víctimas,   tiene derecho  a parar su marcha, aminorar el paso, detenerse, hacer silencio y llevar una flor.

Irma Beigel,  Rosa Lancman y siguen las firmas

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