Internas en la Comunidad

Posteado el Vie, 16/07/2010 - 20:28
Autor
Sebastián Premici
Fuente
Revista Debate - www.revistadebate.com.ar - 16/07/2010

 
El domingo 18 se cumplirán 16 años del atentado a la AMIA. El aniversario encuentra a los judíos argentinos en una intensa discusión política
 
El horror. 18 de julio de 1994, 9.53. Otro atentado: 85 muertos, más de trescientos heridos. En el ataque a la AMIA hubo responsables extranjeros, una conexión local y un sistema político y jurídico que se encargó de obstruir la principal línea de investigación. Más allá del reclamo unívoco de justicia por parte de las distintas organizaciones de familiares de las víctimas e instituciones de la comunidad judía, existe, por lo bajo, una delgada línea de diferencias, internas políticas e ideológicas. Las mismas fueron en aumento año tras año después del atentado y se acentuaron con la absolución de todos los acusados, en 2003, y con la destitución del ex juez Juan José Galeano. A esto se suman hechos más recientes, como las elecciones en la mutual judía -donde ganó la ortodoxia en vez del partido laborista, que ganaba desde hacía varios años- y las escuchas ilegales por parte del gobierno porteño que conduce Mauricio Macri a un familiar de las víctimas, Sergio Burstein. Este último caso desnudó los contactos de la AMIA y la DAIA con el acusado Jorge Alberto “Fino” Palacios y el gobierno de Macri. Por todo esto, cabe la siguiente pregunta: ¿quiénes representan hoy a la comunidad judía en la Argentina?

“Se rompió la idea de una comunidad judía unívoca a partir de la existencia de una pluralidad de voces con la misma legitimidad que las instituciones tradicionales. Hay un escenario más pluralista que permite que no exista una única voz oficial. Básicamente, podemos diferenciar un núcleo llamado ‘la comunidad’ y otro gran sector mayoritario denominado ‘el colectivo judío’´, donde los personajes más interesantes no provienen de las instituciones -como AMIA y DAIA- sino de la academia, las artes, profesionales de todo tipo. Son sectores que empiezan a entender la cuestión judía como un espacio más anárquico”, afirmó a Debate el rabino Daniel Goldman, de la Comunidad Bet-El.

Las palabras de este rabino liberal -discípulo de Marshall Meyer, un teólogo de la liberación según la propia descripción que hace Goldman-, es un vaso de agua fría para la actual estructura institucional de la comunidad judía en el país. La AMIA se arroga para sí, por tradición, la representación de la vida cultural judía, mientras que la DAIA es la representación política de esa comunidad. Sin embargo, por lo bajo surgen grietas en esa representación, consecuencia de la historia reciente. Según Goldman, “esto tiene que ver con el juicio por el atentado de la AMIA y la nueva conducción de esa entidad. Es un proceso que ya se veía venir”.
 
Sin embargo, el presidente de la AMIA, Guillermo Borger -electo en 2008 con la “ayuda” del rabino Sergio Bergman-, no concuerda en nada con la visión de Goldman. “Nosotros somos los representantes de todos los judíos. Somos una comunidad de trescientas mil personas, que están representadas por la AMIA”, explicó Borger. Cabe recordar que, apenas asumido Borger, Clarín publicó una entrevista en la que afirmaba que él sería el representante de los “judíos genuinos”. “Nunca dije eso, fue una falsedad del diario”, desmintió ante Debate.
 
La discusión sobre quién representa a quién en la comunidad judía no es un tema nuevo. De hecho, en todo ámbito institucional existen diferentes puntos de vista en cuanto a la representación de sus dirigentes. Esto es algo que no debería sorprender a nadie, ya que es propio de la vida política de las instituciones. “Quienes se atribuyen la representación política, la DAIA, no pueden ser votados por los judíos que vivimos en la Argentina. No se puede hablar de algo unificado porque acá no existe la votación para todos”, reflexionó Diana Malamud, integrante de la organización Memoria Activa.
 
Pero el agua no llegó al río. La ruptura real entre la AMIA, la DAIA y los familiares de las víctimas por el atentado no llega a concretarse en la realidad. El acto para conmemorar a las víctimas mantiene el esquema de otros años. Por un lado, las instituciones formales de la comunidad junto a la organización Familiares y Amigos de las víctimas de la AMIA -quienes siguen con la querella conjunta por el atentado- y, por el otro, Memoria Activa, que mantiene su propia postura en relación a la investigación. De todas maneras, el mensaje es el mismo: el reclamo de justicia por las 85 víctimas. Como dijo Sergio Burstein, luego de que pasen los actos de conmemoración, “será el tiempo de plantear los cuestionamientos hacia la dirigencia”.
PALABRAS DE JUSTICIA
“Más allá de cualquier diferencia, lo importante es honrar a las 85 víctimas y seguir manteniendo nuestro reclamo de justicia. Se perdieron diez años de investigación (1994-2004), pero por suerte la Corte Suprema evitó que la causa se cayera y hoy se puede seguir investigando la conexión internacional y local. En este sentido, el fiscal Alberto Nisman está haciendo un excelente trabajo”, afirmó Burstein.
 
Por su parte, el titular de la DAIA, Aldo Donzis, sostuvo que el aniversario del atentado debería ser, a esta altura, sólo de recordación de las víctimas: “Sin embargo, luego de 16 años, uno siente mucha desazón, producto de las idas y vueltas de la justicia. La actual impunidad nos genera una sensación de deuda muy grande”. En el mismo sentido se inscribe el mensaje del presidente de la AMIA. “No hay excusas para que no haya personas detenidas. Necesitamos saber cómo fue la conexión local, seguir investigando a (Carlos) Telleldín, y profundizar en los foros internacionales la presión para que Irán extradite a sus ciudadanos acusados en esta causa”, sostuvo Borger.
 
Dado el tiempo transcurrido, muchas cosas son difíciles de reconstruir. La existencia o no de la Traffic, el volquete, que estaba en la puerta de la mutual, perteneciente a Alberto Jacinto Kanoore Edul, un comerciante argentino de origen sirio, cuyo padre, Alberto Edul, es del mismo pueblo que la familia del ex presidente Carlos Menem. Esto abrió lo que en la investigación se conoció como “la pista siria”. En 2005, el fiscal Nisman descubrió que, cuando se iba a realizar un allanamiento al lugar de trabajo de Edul (al comienzo de la investigación), apareció una llamada telefónica entre Edul y el Fino Palacios.
 
“Hay que darle un giro a la investigación y enfocarse en las obstrucciones políticas. La pista internacional avanzó mucho, pero no podemos tener demasiadas expectativas sobre esto. Las personas que obstruyeron la investigación trabajaron para los acusados”, se quejó Malamud.
 
Detrás de las obstrucciones aparecen las internas (y los distintos intereses) entre los representantes de la comunidad judía. Es donde el mensaje unívoco de justicia empieza a mostrar sus resquebrajamientos. El tema de las obstrucciones es sensible para las entidades formales de la comunidad judía, ya que uno de los principales acusados por esta cuestión es Rubén Beraja, ex presidente de la DAIA. “Es larga la lista de fallas, omisiones, procedimientos delictivos, por parte del Juez Galeano, fácilmente reconocibles por cualquier jurista, y que jamás fueron legalmente objetados por la querella encabezada por la DAIA. Todo lo contrario, cada vez que Galeano fue criticado por periodistas, investigadores del caso o los propios familiares, la DAIA salió airadamente en su defensa”, explicó el periodista Gabriel Levinas, en su declaración jurada ante el Juzgado Federal N° 9, el 26 de setiembre de 2002.
 
“A pesar de que no haya ruptura evidente en la comunidad judía, la DAIA no tiene la palabra en el palco donde se realiza la conmemoración por el atentado. Esto tiene que ver con la participación de Beraja y el conflicto por las escuchas ilegales, donde los dirigentes de la DAIA salieron en una defensa airada del Fino Palacios”, sostuvo el periodista Guillermo Lipis, ex director del diario Nueva Sion.
 
Ante la consulta sobre el rol de Beraja en la investigación del atentado, el actual titular de la DAIA respondió que “todas las causas son complicadas, la investigación de las irregularidades las tiene el juez Ariel Lijo. Nosotros estamos involucrados, pero también hay ex fiscales, jueces, presidentes. Es un escenario complejo”.
 
Más allá del mensaje de unidad, necesario por cierto, que dan todos los entrevistados, la delgada línea de las diferencias políticas e ideológicas existe. Y no es una casualidad: esas diferencias existen porque hay vínculos entre todos los implicados.
 
ENTRE LA AMIA Y LA DAIA
“Lamentablemente, un ex titular de la DAIA, Jorge Kirszenbaum, hizo una defensa encendida de Palacios, y el macrismo usó sus palabras para justificar que hubiera dirigentes comunitarios que apoyaban al polémico policía”, señaló Lipis. Otro dato: en su momento, Burstein denunció presiones de Claudio Avruj, director de Relaciones Institucionales del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para dejar de manifestarse en contra de la designación del Fino Palacios. Avruj era director ejecutivo de la DAIA -además de ser un funcionario berajista, según la interpretación de Malamud-, que renunció para ocupar un cargo en el gobierno macrista. Según indicó a esta revista el actual presidente de la entidad, “nunca tuvo constancias de esas presiones”.
 
Desde la AMIA también defendieron a Palacios. Quien lo hizo fue el rabino Sergio Bergman, quien, por medio de su agrupación AMIA para Todos, forma parte de la coalición de gobierno dentro de la mutual que puso a Guillermo Borger como presidente. Bergman logró para su agrupación la vicepresidencia segunda, ocupada actualmente por José Scaliter, ex presidente de la Sociedad Hebraica. Además de su defensa de Palacios, Bergman tiene firmado un convenio con el macrismo para participar dentro de la Policía Metropolitana. “Si bien Bergman está en su derecho de aceptar un cargo, esta designación nos desilusiona e incomoda, debido a la historia de público conocimiento sobre escuchas y espionaje en los últimos meses”, denunciaron los familiares. Además, Bergman es uno de los nombres que suenan para secundar una posible fórmula con Gabriela Michetti en la Ciudad de Buenos Aires.
 
En relación a las escuchas ilegales, Borger señaló que “si bien respetamos la calidad profesional de Palacios -por haber sido recomendado supuestamente por el Mossad-, Macri tendría que haber esperado a que terminara el proceso judicial. Si llegara a quedar libre de culpa y cargo, nosotros seríamos los primeros en apoyar a Palacios”.
 
Pero aparece un tercer vínculo que enlaza a Palacios con la comunidad judía, nuevamente con la DAIA como protagonista. “No puede ser que todavía existan vínculos entre los querellantes y los acusados. Puntualmente, existe una relación personal entre Palacios y la abogada de la DAIA, Marta Nercellas. La abogada dice que es amiga del policía; contra eso no se puede hacer nada. Pero entonces que no siga más como abogada de la DAIA, que renuncie”, argumentó Burstein, quien hasta 2003 había participado de la querella conjunta y defendido la investigación de Galeano, tal como recordó a esta revista el ex director de Nueva Sion.
 
En el atentado a la AMIA hubo responsables extranjeros, una conexión local y un sistema político y jurídico que se encargó de obstruir la principal investigación por el atentado, que ocurrió el 18 de julio de 1994, a las 9.53. Hubo 85 muertos, más de trescientos heridos. Y según Goldman, “a la luz de estos 16 años, el tema del Fino Palacios y las escuchas ilegales es un dato más. Pero la preocupación real y fuerte de toda la Argentina debería ser el reclamo para encontrar a los culpables y no olvidarse de la conexión local”.

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