Distintas visiones, un mismo reclamo

Posteado el Lun, 20/08/2012 - 18:12
Autor
Julián Blejmar
Fuente
Para Plural JAI

 

Exclusivo: Familiares independientes y referentes de todas las agrupaciones de víctimas del atentado reunidos para dialogar con Plural JAI

Durante dieciocho años, lucharon por justicia en soledad, enfrentando incluso la trama de encubrimiento pergeñada por el Estado y la justicia nacional, así como parte de la dirigencia comunitaria. Sus diferencias internas, que no opacaron ni opacan el respeto mutuo, llevaron a estos familiares de víctimas del atentado a la Amia por un camino aún más sinuoso, debido a las divisiones que se produjeron en su seno. Por primera vez en muchos años, Plural JAI logró juntar a referentes de las distintas organizaciones y a familiares independientes para que den su visión sobre el presente y el pasado de la causa, así como las razones de sus fracturas.

 

Ellos son Judit Fail, de 45 años, hija de Esther Klin, quien al momento del atentado se encontraba en la bolsa de empleo de la AMIA,

 

 

Sofía Guterman, de 71 años, madre de Andrea, que también se encontraba en la bolsa de trabajo,

 

 

 

Adriana Reisfeld, de 56 años, integrante de Memoria Activa y hermana de Noemí, que trabajaba en AMIA como asistente social,

 

 

 

Graciela Furman, de 61 años, integrante de la Agrupación Familiares y Amigos de Víctimas del atentado a la Amia y madre de Fabián Furman, quien se desempeñaba en el área de sepelios,

 

 

y Laura Ginsberg, de 54 años, integrante de la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la Amia (Apemia) y esposa de José Ginsberg, quien también trabajaba en el área de sepelios.

 

 

El encuentro, desarrollado en la sede de la asociación de Sobrevivientes de la Shoá Sherit Hapleitá, se desarrolló en un clima cordial, sin que ello evitara que se pronunciaran las respectivas diferencias. “Antes del atentado, no nos conocíamos, pero éramos todos distintos. Nos unió la tragedia, pero a través de los años, seguimos siendo todos distintos”, señaló oportunamente Sofía, dando una de las claves para entender las diferentes posturas, que comenzaron a manifestarse cuando expresaron su percepción sobre las posibilidades de justicia, dieciocho años después. Para Graciela, “nunca vamos a perder la esperanza de justicia, es lo que queremos, no podemos perderla”, mientras que Sofía es más cauta al afirmar que, a medida que van pasando los años, “se va a alejando la esperanza de tener justicia. Son demasiados años como para poder decir que vamos a tenerla. A lo mejor algún día, incluso si no estamos, algún milagro se produzca, pero igualmente hay que seguir trabajando, más allá de que uno espere o no justicia, porque un hecho de esta envergadura no tiene que olvidarse”. En una línea similar, Adriana señala no creer que vaya a haber justicia, después de dieciocho años, aunque “sí tiene que haber un juicio para quienes pergeñaron el encubrimiento, y es necesario seguir investigando quienes fueron los autores, ya que hoy sabemos lo mismo que a la semana del atentado”. Para, Judit, esto solo podría lograrse con una renovación de las autoridades e incluso “con un cambio en la forma de pensar sobre como arribar a la justicia”, mientras que Laura  sostiene que “todos seguimos buscando que esto esclarezca”, pero que luego de dieciocho años de injusticia e impunidad, “con un poder judicial que es parte del aparato del Estado que se encuentra profundamente implicado en lo que ha sido el encubrimiento, no se puede tener esperanza, aunque sí un planteo para salir de este cuadro”.

 

¿En qué momento empieza a disminuir esta sensación de que era posible llegar a lograr  justicia?

Graciela: -Fue durante el juicio, al que asistí por más de tres años, y donde comencé a ver que las declaraciones no conducían a nada, y pude ver también todo ese encubrimiento, con lo que muchos de nosotros reconocimos que Memoria Activa tenía razón en muchos de sus planteos.

Sofía: -Tanto Memoria Activa como Laura Ginsberg desde un principio me abrieron bastante los ojos. Yo negaba ciertas cosas que decían, pero porque otros nos hablaban en nombre de AMIA y DAIA, y uno los seguía de forma confiada, ya que a poco de sucedido el atentado, estábamos algo anestesiado por el dolor y el asombro, y eso tenía que ver con lo emocional. Pero al poco tiempo comencé a razonar por mí misma, y a ver que nos ponían letreros equivocados, con grandes mentiras y encubrimientos de por medio, lo cual cada vez fue peor. Por eso, a los cinco años escribí ‘El libro la gran mentira’, donde me referí a todo eso, y el juicio me ayudó a terminar de abrir los ojos.

Adriana: -En un principio estábamos todos juntos, y Memoria Activa era un espacio de reclamo de justicia, pero al cabo de un tiempo un grupo decidimos apartarnos del grupo originario de familiares porque pensábamos distinto. Lamentablemente el juez (Juan José) Galeano fue muy prolijo, y nos engañó a nosotros y a toda la sociedad, pero las cosas estaban delante de nuestros ojos.

Laura: -En aquel entonces yo integraba Memoria Activa, y basta referirse a los discursos en los que lunes tras lunes denunciábamos las maniobras de los poderes públicos, para ver que al poco tiempo teníamos la convicción de que estábamos cada vez mas lejos de saber lo que había ocurrido y quiénes eran los culpables.

¿Hubo momentos en los que pudieron renovar sus esperanzas?

Adriana: -Néstor Kirchner firmó en 2005 un decreto en donde aceptó la culpabilidad del Estado en el crimen, pero tenía otros nueve puntos que nunca cumplió, por lo que ahí hubo diferencias con lo anterior, pero fueron mínimas y de hecho existió una continuidad en este encubrimiento. Y la evaluación del gobierno de Cristina también deja mucho que desear.

Laura: -Desde 2001 denunciamos al Estado argentino como responsable de la masacre de AMIA, y una denuncia de estas características demuestra que no importa el gobierno de turno, sino que existe una continuidad política que atravesó a todos los gerentes del Estado en sus tres poderes, desde 1994 a la fecha, con un profundo compromiso para lograr la impunidad. El gobierno de Kirchner se lleva nueve de los dieciocho años de impunidad, y ese decreto de 2005 quedó en realidad en los papeles, porque el procurador general de la Nación lo tendría que haber firmado para habilitar una investigación supuestamente independiente, pero jamás lo hizo, con lo que todo quedó solo como un manifiesto.

Sofía: -Tuve una esperanza cuando por primera vez nos recibió el juez Galeano, quien se acercó con lagrimas en los ojos y nos dijo que tenía el compromiso de no dejarnos solos. Creo que al principió él se comprometió, pero al muy poco tiempo esa buena voluntad se torció. En una reunión que mantuvimos con Galeano lo vimos muy nerviosos, y comenzó como atacarnos diciéndonos que éramos culpables de que la señora lo haya dejado y de que en el jardín amenazaran a su hijo. Yo le pregunte si lo presionaban, y él me dijo que sacara mi propia conclusión… Pero además, tenía fallas básicas como el no saber redactar exhortos a otros países, todo lo cual no hacía perder las esperanzas de forma progresiva.

Judit: Cuando asumió Cristina, ella prometió profundizar las investigaciones, con lo que tuve un indicio de esperanza, pero se puede ver que nada importante pasó desde entonces.

Graciela: -Con Néstor Kirchner, que fue el primer gobierno que nos recibió, y se mostró muy preocupado por esclarecer el atentado. Fue de hecho el único gobierno que hizo algo, como la denuncia contra Irán en Naciones Unidas.

¿Cómo evalúan el rol de la dirigencia comunitaria?

Graciela: Dentro de lo que pude ver, tuvimos muchos desacuerdos y discusiones, pero siempre hubo cierto respeto con nosotros. Pero con la actual dirigencia me sentí defraudada, por ejemplo cuando no nos dejaron hablar en el acto del dieciocho de julio.

Judit: Yo comencé a sospechar de algunas acciones de Beraja. Ahora estoy leyendo el libro “Brindando sobre los escombros” de Horacio Lutzky, el cual está muy fundamentado, y parece increíble todo lo que ahí se cuenta, cómo un embajador como (Itzhak) Avirán, en conexión con (José) Hercman y (Rubén) Beraja, pudieron hacer lo que hicieron, Sentí que eran como los Judenrat (Nota de la R: los comités de dirigentes judíos en los guetos designados por los nazis) y esto va mas allá, porque tiene que ver con la ambición de poder y dinero, a cuesta de las víctimas.

Sofía: Cuando formamos el grupo de familiares, se presentó como abogado de Amia Luis Dobniewsky y lo que él decía era palabra sagrada, ya que no entendíamos mucho, pero detrás estaba la AMIA. Creo que tuvieron una protección hacia Galeano que no sirvió, porque la protección debió haber sido para los familiares, y esto lo terminé de comprobar cuando durante el juicio a Galeano, Dobniewsky lo asesoraba y acompañaba. Hubo presidentes de Amia que se acercaron más a nosotros, pero ello no quería decir que coincidiéramos. Pero después del tercer aniversario, hubo una ruptura con las instituciones comunitarias, y eso no se recompuso jamás.

Adriana: Uno de los abogados de AMIA, Miguel Bronfman, y de la DAIA, Marta Nercellas, fueron de hecho testigos de Galeano. Hace muchos años que dejamos de confiar en todos ellos, desde Beraja en adelante todos nos traicionaron, lo que se puede ver en el hecho de que hayan seguido los mismos abogados. En algún momento hubo algún acercamiento, pero nada cambió porque ahora asumió Julio Schlosser que es un buen tipo, pero no marca ningún cambio, es más de lo mismo. Ninguna de las dirigencias posteriores plantearon un quiebre con la traición de Beraja, todos lo acompañaron y defendieron, más allá de que en el ínterin directivos como (Abraham) Kaul y Gilbert Lewi nos hayan dicho que intentaron pero no pudieron hacer un cambio. El resto no hizo nada para sacarlos, existe un pacto de encubrimiento.

Laura: -La dirección judía ha sido cómplice de todas las políticas del Estado que nos llevaron hasta acá. Sofía dijo algo clave, que es que la dirigencia judía resuelve desde 1997 en adelante romper el movimiento de familiares (Nota de la R: Aquel año ella pronunció su célebre discurso “Yo acuso” en el que puso de manifiesto la complicidad del Estado nacional) porque teníamos una posición independiente de ellos, y esto era peligrosísimo. La conclusión es que la dirección judía cumplió un papel análogo al del Estado, los familiares fuimos censurados y expulsados del acto ya en el año 1998, cuando con Memoria Activa quisimos participar del acto central, por lo que hubo y sigue habiendo una política cómplice, y lo del último 18 de julio es solo un hecho más que muestra como se ataca desde la dirección judía cualquier posición independiente o distinta a los acuerdos políticos con los gobiernos.

¿Por qué la dirigencia comunitaria sostuvo a lo largo de los años esta complicidad a la que hace referencia?

Laura: -Aquí los favores son lo de menos, esto está basado en sostener un acuerdo político con los diferentes gobiernos, que tiene que ver con una acusación contra el terrorismo internacional en el contexto de la lucha contra el terrorismo global de esta última década, entre los que se acusa a Irán, país sobre el cual hay inferencias pero no pruebas. Y ese ha sido el camino elegido por la dirigencia judía para exculpar al Estado argentino de su responsabilidad.

¿Cuál es la misión específica de cada una de sus organizaciones y porque prefirieron no enrolarse en el caso de los independientes?

Graciela: Familiares y Amigos de Víctimas de la AMIA busca justicia y memoria, y en ese sentido estamos muy mal con el maltrato que nos dispensó la actual comisión directiva de AMIA. Del actual gobierno nacional no podemos hablar mal, ahora nos dieron un espacio para la memoria en la ESMA y formamos la Asociación Civil 18-J, desde donde estamos convocando a muchos familiares dispersos que no están actuando pero tienen ganas de participar, muchos de los cuales están realmente muy mal, como si no hubiera pasado el tiempo desde aquel 18 de julio. A ellos les brindamos asistencia terapéutica.

Sofía: -Durante muchos años fui parte del grupo de familiares y concurrí a los actos de Memoria Activa, pero después del juicio me sacaron definitivamente la venda que ya se me iba corriendo de los ojos, y no pensaba como muchas personas que concurrían al grupo. Pensé que no podía ser hipócrita, ya que si ese no era mi pensamiento no podían seguir luchando por lo que no sentía, y no me retiré pero sí di un paso al costado y seguí trabajando por la memoria, dando charlas, escribiendo, y sin descuidar la parte de la investigación. Prefiero ser independiente porque concluimos que no nos convenía acercarnos a ningún tipo de poder político, porque los políticos pasan y los familiares quedamos con nuestros problemas. El estar con los familiares independientes me da simplemente la oportunidad de hacer lo que quiero, pero eso no quiere decir que seamos enemigos, porque el denominador común es el logro de justicia.

Judit: -Pocos meses antes de producirse el atentado, había fallecido mi suegra, con lo que después de aquel 18, me quedé sin suegra y sin mamá, estaba muy sola y con ese dolor a cuestas decidimos con mi marido conectarnos con la vida, con lo que quedé embarazada y me empecé a dedicar a mi hija y luego al otro hijo que tuve después. De todas maneras, siempre me quise meter de alguna forma, pero no sabía cómo hasta que Graciela me llamó, participé en algunas reuniones y tengo ganas de seguir.

Adriana: Memoria Activa sostiene el mismo reclamo de justicia que venimos manteniendo desde hace dieciocho años. Nosotros tenemos una posición independiente y es un orgullo mantenernos sin depender de nadie. Hubiera correspondido que la dirigencia comunitaria estuviera al lado nuestro pero ya en 1998 no nos dejaron hablar, y con Luis Grynwald también quisimos hablar y no nos dejó. No tenemos tampoco ningún tipo de acercamiento con el gobierno nacional, porque por más que Cristina o Néstor hayan reclamado en la ONU no pasó nada, y lo importante es que hubiera habido resultados. La esperanza no la perdemos pero nos sentimos decepcionados en lo cotidiano.

Laura: -Todos estamos atravesados por el mismo reclamo de juicio y castigo a los culpables, la diferencia es como conseguirlo, y desde Apemia creemos que la vía clásica del poder judicial está agotada y es necesaria una intervención política del conjunto de la sociedad. Lo dijimos al día siguiente de la finalización del juicio trucho de la Amia, e invitamos a todos los familiares, pero de eso ya pasaron ocho años. Por otro lado, creemos que el crimen de la Amia no es una causa judía ni de la dirigencia judía, sino una causa nacional, y en ese sentido trabajamos de la mano de organizaciones políticas, sociales y estudiantiles de la vida nacional. Nosotros sostenemos que existe una salida y podemos saber qué pasó, siempre y cuando el gobierno argentino entregue los archivos que todavía mantiene ocultos en la SIDE, la fiscalía, la cancillería y otro montón de lugares, y pasen a estar en manos de una comisión investigadora independiente del Estado, en donde podría integrarse la dirección judía pero desde una perspectiva independiente del Estado, como todos aquellos que sientan la necesidad de buscar justicia por esta vía.
 
¿El decreto firmado en 2003 por Néstor Kirchner para que la Justicia tenga acceso a los archivos y testimonios de funcionarios de la Side no iba en esa dirección?

Adriana: -Kirchner permitió la declaración de funcionarios de la SIDE, pero los archivos no se abrieron, más allá de que esa medida sea parte del decreto.

Laura: Lo que se hizo es exhibir la documentación de la SIDE relacionada al armado del expediente judicial. Pero yo estuve secuestrada en esa dependencia porque no me dejaron sacar notas que había tomado, hay mucho más que aún no se sabe.

¿Hubo algún intento de acercamientos entre las diferentes agrupaciones?

Graciela: -Ahora sentimos la necesidad de escucharnos más entre nosotros, siento que actualmente hay una unión y mucho respeto entre muchos de los familiares, lo que se puede ver en que la actual dirigencia de AMIA nos pidió para el pasado 18 de julio un discurso en común, que no todos pero sí muchos de los familiares nos pusimos de acuerdo para redactarlo, más allá de que después la dirigencia nos prohibió decirlo.

Laura: -Tuvimos varias instancias de acercamiento, donde discutimos nuestros materiales y les dimos acceso a nuestro boletín. El último contacto con Memoria Activa fue cuando propusimos una asamblea y balance de lo que había significado la intervención de Memoria Activa en todos estos años, y eso derivó en que formamos Apemia, como una agrupación aparte. También nos acercamos a los familiares al finalizar el juicio oral, y allí llegamos a discutir la firma de un petitorio dirigido a Néstor Kirchner para la apertura de los archivos secretos, cosa que algunos no aceptaron firmar. Hubo en estos años diferentes instancias de intercambio de opiniones, pero la condición de familiar no nos da automáticamente una la misma visión sobre los pasos a seguir.

Adriana: -Me parece que este disenso está bien, es positivo que haya distintos espacios de reclamos, es algo válido porque murieron 85 personas y podrían haber 85 diferentes reclamos.
 
Distintas visiones, pero un mismo reclamo. Memoria, juicio y castigo a los culpables del atentado y a sus encubridores.

Que hace dieciocho años, causaron un inconmensurable dolor en 85 familias, el cual persiste hasta el día de hoy.

Yo tengo dos hijos más, que se casaron y me dieron nietos. Pero nada suplanta al hijo que perdí. Y fueron muchos cambios, ya que otro de mis hijos es sobreviviente del atentado, y mi familia fue un caos. Fue mucho el esfuerzo para seguir adelante, es empezar todos los días otra vez. Y es extrañar a Fabián y al nieto que no me pudo dar en vida”, señala con voz débil Graciela.

Adriana, elije correrse para pensar “en todo lo que Noemí se perdió. Por ejemplo, su hija, que vive en Londres, tiene veintiséis años, y está embarazada Y Noemí se fue cuando ella tenía nueve años”.

Laura señala que los cambios fueron tantos y tan terribles, que le sería imposible graficarlos en unas palabras.

Judit recuerda a su mamá como “Mi mejor amiga. Hablábamos todo el tiempo por teléfono, y el día anterior, que era la final del mundial, había venido a mi casa para hacerme compañía mientras mi marido veía el partido. Mi mamá me contaba todo, me falta eso de levantar el teléfono y hablar con esa persona a la que le puedo contar todo”.

Sofía, que es docente y poeta, brinda palabras exactas para transmitir su dolor y el de todos los familiares. “Nosotros decimos que las personas no nacen repetidas, y la gente que se perdió es irrepetible, pero en mi caso personal perdimos a la única hija, con lo que nos tuvimos que acostumbrar a ser un matrimonio sin posibilidades de futuro, de nietos. En mi casa pasaron a ser tácitamente prohibidas las expresiones, ‘te felicito, que seas feliz’, en un día de cumpleaños o en un aniversario. Nos pasaron los años, estamos mayores, pero tenemos un compartimiento secreto dentro del pecho que nos aprieta continuamente, y van a pasar todos los años que nos siguen con eso, eso que nos destiñe los colores, porque ya no los vemos con el colorido que tenían, la vida ya no tiene colorido y aprendimos a convivir con esa pena constante, con este dolor, y a sentirnos una especie de supervivientes, conviviendo con el vacio”.
 

Esta convocatoria fue posible gracias a las gestiones de Luis Grynwald, Marcelo Horestein, José Adaszko y David Salischiker
 

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