La «primavera israelí»

Posteado el Vie, 10/02/2012 - 01:00
Autor
Alberto Mazor
Fuente
www.israelenlinea.com - 10/02/2012

 

Si un hecho trascendental caracterizó el 2011, ese fue, sin duda, la denominada «primavera árabe». Civiles oprimidos, indignados y desesperados se apoderaron de avenidas y plazas, se enfrentaron a gobiernos, ejércitos, policías y bandas de matones, derrocaron tiranías sangrientas, desarrollaron elecciones libres y actualmente se miden con períodos de transiciones políticas, económicas y sociales muy difíciles de evaluar en qué realmente derivarán.

En Israel, naturalmente, no podíamos ser menos. No es secreto para nadie que una posible tercera guerra mundial flota en el ambiente. Las revelaciones del Secretario de Defensa norteamericano, Leon Panetta, al The Washington Post de esta semana, alertando que existe una «gran posibilidad» de que Israel ataque las instalaciones nucleares iraníes durante esta «primavera» no nos tomaron por sorpresa y podrían constituir el primer episodio de esa conflagración a gran escala.

El gran problema es que una guerra mundial durante «nuestra primavera» no es lo mejor que nos puede acontecer. Para dicha hermosa estación del año los israelíes preparamos con varios meses de anticipación planes alternativos mucho más agradables y menos peligrosos: nuestros hijos y nietos gozan de dos semanas y media de vacaciones escolares para desgracia de sus padres y alegría de sus abuelos; Miles de familias y grupos ya invirtieron sumas considerables en adquirir pasajes a Micronesia, paquetes todo incluido en las islas griegas, safaris en Nigeria o escaladas a las Alturas de Machu Pichu sólo para liberarse, aunque sea por un tiempo, de los ultraortodoxos de Beit Shemesh y de los misiles de Gaza. Además, en esos mismos días todos estamos preparados para saborear el guefilte fish en el Seder de Pesaj, las mufletas durante la Mimuna y el asado en Yom Haatzmaut.

Es verdad que durante esta «primavera israelí» Irán podría estar a punto de producir suficiente uranio enriquecido como para construir alguna que otra bomba atómica, cosa que podría precipitar el golpe de Tzáhal dirigido contra las plantas nucleares que manejan los fundamentalistas. Realmente se trata, sin duda, de una situación seria. Pero lamentablemente la agenda de Panetta no coincide con la nuestra. Uranio enriquecido o no, la época del ataque no encaja con nuestro orden de prioridades.

Además, el ayatolá Ali Jamenei, máxima autoridad en Irán, que se mostró sobresaltado por las declaraciones de Panetta, no pudo contener su ira y advirtió que cualquier operación bélica contra su país sería «diez veces más perjudicial para los atacantes», al tiempo que describía a Israel como un «cáncer que debe ser y será extirpado».

Aunque el ayatola no lo crea, tenemos buenas noticias para él. A fin de que pueda matar dos pájaros de un tiro, investigadores israelíes de la Universidad de Tel Aviv informaron, también esta semana, que están desarrollando una nueva técnica para combatir los tumores cancerígenos desde dentro del cuerpo, reduciendo el riesgo de que la enfermedad regrese después del tratamiento. Estos expertos están a punto de iniciar los ensayos clínicos con un implante radiactivo del tamaño de un alfiler que emite rayos alfa de corto alcance dentro del tumor.

Según un comunicado de la universidad, a diferencia de la radioterapia convencional, que «bombardea» todo el cuerpo con rayos gamma desde el exterior, estas partículas alfa circulan dentro del tumor, propagándose hacia el exterior antes de desintegrarse.

Además, los científicos informaron que el procedimiento lleva apenas diez días y sólo deja como secuelas pequeñas cantidades de plomo no radiactivo ni tóxico.

En pocas palabras, si Jamenei espera un tiempito más, se aguanta con su proyecto nuclear y no nos arruina «nuestra primavera», le podríamos regalar una de estas «bombas corporales» que acaban con los tumores y, por si fuera poco, casi ni dejan efectos radiactivos. Parecería ser un buen negocio para todos, pero con estos ayatolas uno nunca sabe...

Si embargo, con Rusia y China vetando en la ONU cualquier tipo de sanción a Siria; Damasco en llamas; Corea del Norte en transición dinástica; Europa en bancarrota; Ahmadinejad aterrorizado por la «primavera árabe»; los palestinos unidos en estado depresivo; el precio del petróleo por las nubes; la economía mundial por los suelos; Al Qaeda por un lado y Obama contra el Tea Party por otro, las posibilidades de que en 2012 se desate un flor de desbarajuste global son más numerosas que granos de arroz en una paella a la valenciana.

Pero por favor, no durante «nuestra primavera».

 

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