La Franja de Gaza no es un estado soberano, pero es gobernada independientemente por un movimiento palestino denominado Hamas (acrónimo árabe de “Movimiento de Resistencia Islámico”) desde el año 2006. Un año antes, Israel retiró unilateralmente a la totalidad de sus tropas y colonos poniendo término así a la denominada ocupación. Por los siguientes tres años y medio, Hamas disparó alrededor de tres mil quinientos cohetes contra la población civil israelí hasta que el ejército finalmente respondió, dando lugar a la conflagración de inicios del 2009. Gaza es una entidad hostil a Israel con quien permanece en estado técnico de guerra.
Hamas alcanzó el poder en elecciones libres, con el apoyo del pueblo gazatí. En reiteradas ocasiones, sus disparos de cohetes y ataques terroristas suicidas cosecharon el favor de un vasto sector de la sociedad palestina, la que festejó haciendo sonar las bocinas de sus autos, repartiendo caramelos y flameando banderines; tal como en los años noventa cuando Saddam Hussein lanzó misiles Scud contra ciudades israelíes.
A pesar de ello, el Estado de Israel ha hecho una distinción entre el pueblo palestino y el liderazgo palestino. Israel no está obligada a proveer asistencia a una entidad ofensora ni a atender las necesidades humanitarias de un pueblo gozoso de sangre israelí, sin embargo lo hace. Diariamente ingresan a Gaza provenientes de Israel cien camiones con provisiones asistenciales. Semanalmente llegan a la Franja diez mil toneladas de alimentos y medicamentos junto a otro tipo de ayuda. Al mismo tiempo, Israel ha impuesto un bloqueo aéreo, marítimo y terrestre sobre Gaza con el fin de evitar el rearme militar de Hamas. Compartiendo las consideraciones de seguridad de su vecino, Egipto también ha mantenido cerrada su frontera terrestre con Gaza, la que abrió a partir del incidente de la flotilla.
Días atrás, seis barcos foráneos, aproximándose a las costas de Gaza, fueron advertidos por la marina israelí y se les ofreció escolta al puerto de Ashdod, donde la mercadería sería inspeccionada, luego remitida a Gaza, y los navegantes repatriados. Cinco barcos acataron y el asunto se resolvió de manera pacífica. El sexto barco, el Mavi Marmari, no lo hizo. Su intención no era hacer llegar ayuda humanitaria a los palestinos sino quebrar el bloqueo israelí. Al zarpar desde Estambul, este barco fue despedido por extremistas islámicos asociados al Hamas: Mahmad Tózala y Sahar Albirawi (operadores de Hamas en Inglaterra), Hamad Said (líder de la Hermandad Musulmana en Jordania) y presuntamente Raed Salah (líder de la rama norte del movimiento islámico de Israel). A bordo se hallaba, entre otros, un nieto del jeque palestino Abdullah Yusuf Azzam, mentor de Osama Bin-Laden.
El barco pertenece a una fundación turca conocida por las iniciales IHH, la que fue señalada por sus lazos con el mundillo del terror islamista en el año 2001 por el magistrado francés Jean-Louis Bruguiere y en el año 2006 por el Instituto de Estudios Internacionales de Dinamarca. El IHH es parte de una agrupación-paraguas saudita llamada “La Unión de los Buenos” que fue designada como organización terrorista por el Departamento del Tesoro de los EE. UU. en el año 2008. Cuando un operador israelí comunicó por radio al Mavi Marmari que tenía prohibido avanzar, desde este barco se le respondió: “¡Cállese, regrese a Auschwitz!”.
La acción militar israelí fue justificada. Lo que aún debe explicarse es qué hacían pacifistas de buen corazón respaldando a terroristas.
* ANALISTA POLITICO INTERNACIONAL