Carta Abierta a Memoria Activa

Posteado el Mar, 26/02/2013 - 22:44
Autor
José Chelquer
Fuente
Pensandonos.com.ar

 

Amigos:

Estamos enfrentando horas críticas. Mañana, seguramente, ya estará el proyecto de aprobación del Acuerdo con Irán en la mesa de los diputados para votarse en el plenario.

Hay expectativas, temores, sospechas, ilusiones y esperanzas.

¿Quién puede juzgar las razones por las que cada uno, con su dolor y frustración a cuestas, se decanta -en el inevitable conflicto que genera esta propuesta- por una u otra alternativa, por acompañarlo o rechazarlo? ¿Quién puede señalarlos como responsables de lo que vaya a pasar?

No imagino a ninguno de los familiares con el corazón liviano a la hora de tomar posición. No imagino a ningún familiar diciendo NO a lo que podría ser una pequeña luz al final del camino sin que algo dentro se conmueva.

Tampoco imagino a ninguno apoyando este acuerdo con Irán sin temores, sin dudas, sin una profunda inquietud.

¿Quién -repito- podría pedirles a unos u otros que modifiquen ahora su posición, cuando hace menos de un mes tuvimos las primeras noticias de los términos de este acuerdo?
La votación definitiva probablemente se produzca mañana. Si es así, en poco más de 24 hs no habrá vuelta atrás. Quienes se oponen al acuerdo consideran que esto será una desgracia irreparable. Quienes lo respaldan -incluso cautamente y condicionadamente, como es el caso de Memoria Activa- seguramente querrán tranquilizar su inquietud pensando que nada es irreversible, y que en todo caso el único riesgo es que no pase nada y estemos igual que hoy.

Puede que tengan razón.

Unos...
           u otros.

Sin embargo, en este momento preciso, a Memoria Activa le cabe -sí- una enorme responsabilidad: no la de apoyar o rechazar el Acuerdo, sino la de avalar u oponerse a la forma y premura con que la Cámara se dispone a aprobarlo.

Porque el acuerdo puede aprobarse mañana o diferirse prudentemente para terminar de aclarar dudas.

Para terminar de entender si hay o no chances de que se indague formalmente a los acusados.

Para asegurarse de que nada de lo que se haga pueda hacer caer la causa como ya ocurriera por los desmanejos de la primera etapa.

Para tomar los recaudos que aseguren que no caigan las cédulas rojas de Interpol.

Para obtener el compromiso explícito del gobierno de retirarse (como lo pide Memoria Activa) en caso de que no se cumplan las condiciones mínimas.

Para evitar violentar a gente que carga con el mismo dolor que Uds. pero que (¿quizás todavía?) no ha sacado las mismas conclusiones.

Para hacer que la causa Amia no se transforme en una pieza de los enfrentamientos políticos nacionales.

Para evitar que los que ponderan de una u otra forma esta situación vean en los otros a enemigos.

Para llegar a una decisión con la tranquilidad que dan las decisiones debidamente sopesadas.
 
La posibilidad de avanzar con el Acuerdo no desaparecerá si no se lo aprueba mañana.

La posibilidad de lograr un consenso razonable, de dar respuestas a parte de las inquietudes, de ponderar costos y beneficios, en cambio, desaparecería inmediatamente después de terminar la votación.

Memoria Activa puede hacer lo que otros no.

Así como tuvo el meritorio gesto de pedir que se escuche a Laura Ginsberg en el Senado, obviamente sin estar de acuerdo con su agrupación, puede decir claro y fuerte:

"Hoy (todavía) no; así -no. Apoyamos el Acuerdo pero no queremos que se lo imponga en tiempo récord. Diputados amigos: por favor, sepan esparar un poco más."
 
Reitero lo que dije antes: ¿quién puede pedirles que tengan una u otra posición frente a una posibilidad que es necesariamente incierta? En cambio sí deben recordar que la responsabilidad por permitir una decisión atropellada (y atropelladora) o llamar a prudencia es indeclinable.

Todavía están a tiempo.

Todavía estamos a tiempo.

Sin votos (todavía)