Decepción, dolor, enojo

Posteado el Jue, 29/06/2017 - 12:29
Autor
Mario Goldberg

 

Decepción, dolor, enojo.
Algunas de las sensaciones que dejó la resolución del gabinete de Netanyahu el domingo 25/6.
En sus dos decisiones más cuestionadas se demoran, difieren, suspenden, las obras que iban a posibilitar que el Kotel tuviera un sector de rezos igualitarios, con respeto a las distintas corrientes religiosas que tiene el judaísmo.
La otra resolución coloca al gobierno israelí en una posición claramente favorable al monopolio ultraortodoxo en cuanto a las conversiones.
Si todo esto no fuera suficientemente preocupante los líderes religiosos haredim se encargan de demostrar que no se quedaran conformes con estas actitudes gubernamentales.
Van por más, van por todo.
El rabino Lau destila enojo denostando a los comerciantes que pretenden trabajar en Shabat y los acusa de "americanismo".
Los diputados de Shas pretenden acabar con el transporte público sabático en las ciudades donde lo hubiera.
El rabino jefe de Shas propone que "los reformistas construyan su propio muro y rezen ahi".
¿Son solo manifestaciones demagógicas?
Da toda la impresión que no, es una búsqueda, buscan apropiarse del judaísmo y por supuesto cuentan con la parálisis de los sectores progresistas del pueblo judío, cercados por una retórica retrógada y chauvinista.
La decisión de reconocer solo las conversiones haredim socava fuertemente los cimientos fundacionales del Estado de Israel y su relación con las diásporas.
Ya hace unos meses una familia venezolana fué al principio impedida de hacer aliá y luego, y para concretar su acogida al estado, compelida a un nuevo proceso de conversión.
Todo esto es sumamente peligroso, afortunadamente al frente de la Agencia Judía está nada menos que Natan Sharansky, un valiente y lúcido dirigente, un hombre que se enfrentó al poder sovietico y concretó su esfuerzo de posibilitar la inmigración de miles de judíos rusos a Israel.
Somos los judíos liberales los que tenemos la tarea de revertir esta situación.
No solo en Israel, en el resto de la diáspora nos encontramos con infinidad de avances del integrismo, avalado por la inacción, la indiferencia o la defección de quienes tienen que luchar por un judaísmo plural, inclusivo y tolerante.
Somos nosotros los que dejamos los lugares vacíos que ocupan los extremistas.
Debemos reaccionar, despertar del letargo, poner un límite como muy valientemente puso la Agencia Judía.
Ese es el ejemplo a seguir.


Mario Goldberg

 

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